Estamos en una época en la que Internet y la inteligencia artificial nos dan acceso inmediato a cualquier información. ¿Para qué memorizar nada si con un clic tienes todas las respuestas? Pero ¿esto realmente nos está ayudando o nos está volviendo más dependientes? ¿Y a nuestras generaciones futuras?
Antes memorizábamos todo
Para los de mi generación… cuando éramos chavales, no había móviles. Memorizábamos los números de teléfono de familiares y amigos, y recordábamos cómo llegar a cualquier sitio sin GPS. Hoy, esto parece de otro planeta.
Cada vez usamos menos nuestra memoria porque tenemos todo a golpe de clic o pantalla. En la universidad, odiaba memorizar tochos de teoremas y datos. Siempre pensaba: ¿para qué aprender algo que ya está en un libro? Pero, atención: spoiler… ¡estaba equivocado!
Siento que parte del poco éxito que he tenido en mi vida profesional se debe a que tengo y he desarrollado una buena memoria. Recordar cosas me ha permitido conectar temas y "unir puntos" entre áreas distintas. Cuando tienes conocimientos en la cabeza, no dependes de buscarlos en otro sitio, y esa capacidad de unir lo que ya sabes es lo que te da una ventaja creativa.
Cómo Google y la IA han cambiado nuestra forma de aprender
Google empezó hace tiempo a cambiar nuestra relación con el conocimiento. Antes, cuando querías saber algo, lo aprendías y lo retenías. Ahora, nos hemos acostumbrado a "buscarlo" en vez de "memorizarlo". Con la inteligencia artificial, esto va a ir más lejos: la IA no solo te da respuestas, sino que las procesa por ti, y así acabamos olvidando cómo hacer el esfuerzo de aprender y recordar por nosotros mismos. Para los que ya hemos desarrollado esa habilidad en el pasado Google y la IA suponen un “potenciador” de la capacidad de hacer. Sin embargo, me preocupa cómo puede afectar esto a las generaciones de nuestros hijos
Es un poco como cuando aprendemos a sumar y luego empezamos a usar la calculadora. La calculadora es muy útil, claro, pero si desde el principio dependemos de ella, nunca terminamos de entender realmente lo que significa sumar o hacer cálculos básicos. La memoria funciona igual: si siempre dependemos de Google o la IA, nunca llegamos a formar esa base de conocimientos propia que nos permite conectar ideas, razonar y ver relaciones entre conceptos.
La memoria como base para conectar ideas
Memorizar es la base para conectar ideas. En mi campo, la electrónica, recordar conceptos y principios me ha ayudado a resolver problemas porque puedo relacionar distintos temas sin tener que buscar la información cada vez. La memoria permite ver patrones y tener un “almacén” de conocimientos que es útil en el día a día. Si no tenemos esto, la IA puede que no ayude tanto; sin una base de conocimiento propia, no hay puntos que conectar, y la creatividad se reduce.
Qué perdemos al no memorizar
Esta semana escuchaba el podcast de Heavy Mental con Alex Rayón en el que analizaban este tema. Lo recomiendo
Cuando no memorizamos, no solo perdemos información; perdemos la capacidad de reflexionar y de entender en profundidad. La memoria es un recurso interno, una base sobre la que construimos. Depender de Google o la IA para cada duda nos quita esa riqueza de tener el conocimiento en nuestra propia cabeza. Nos hace más pasivos y menos analíticos.
¿Qué pasa con la educación?
En la educación, la memoria debería ser clave otra vez. La tecnología tiene que ser un complemento, no un sustituto de nuestra capacidad de recordar. Debemos enseñar a nuestros hijos a aprender y retener conocimientos, porque sin una base sólida, depender solo de la IA será una desventaja.
Hoy en día, en las universidades, el ordenador es prácticamente una extensión del estudiante. Todo se hace en el PC: apuntes, trabajos, búsquedas de información... Pero con la llegada de la inteligencia artificial, la frontera entre “usar herramientas” y “hacer el trabajo” se difumina.
ChatGPT ya es capaz de redactar ensayos, resolver problemas complejos y generar análisis bastante profundos con apenas unas indicaciones. Podría aprobar exámenes y hasta entregar trabajos finales en muchas carreras. Pero entonces, ¿qué estamos aprendiendo realmente? ¿Dónde queda la capacidad de reflexionar, analizar y construir ideas propias?
Si no se pone un límite claro al uso de estas herramientas, corremos el riesgo de que el sistema educativo deje de formar personas críticas y pase a certificar a quienes mejor saben usar la IA. Y eso, a largo plazo, podría vaciar de valor el conocimiento, porque lo importante no es aprobar, sino entender, conectar y ser capaces de crear algo único.
He leído que algunos gurús de Silicon Valley prohíben el uso de tablets y ordenadores a sus hijos. No sé cuánto de cierto hay en eso, pero no me parece ninguna tontería. Habilidades como la caligrafía, el cálculo mental o memorizar son pilares básicos del aprendizaje. Son las herramientas que construyen una mente capaz de afrontar desafíos más complejos en el futuro. Si herramientas como ChatGPT ponen en riesgo que los jóvenes desarrollen esas habilidades esenciales, nos enfrentamos a un problema muy serio.
Y, sinceramente, a corto plazo me preocupa mucho más que la IA reduzca nuestra capacidad como humanos—nuestra creatividad, memoria y juicio crítico—que cualquier escenario tipo Skynet donde las máquinas tomen el control. El peligro más real es que, poco a poco, dejemos de ser quienes realmente somos.
Conclusión
La IA es una herramienta increíble, pero no puede sustituir a nuestra mente. La memoria, la creatividad y la capacidad de conectar ideas son habilidades que solo se desarrollan con esfuerzo y aprendizaje real. Si las nuevas generaciones dependen solo de la tecnología, no estarán avanzando; estarán perdiendo una parte esencial de lo que nos hace humanos.
Para mí, la memoria ha sido una ventaja, y creo que sin ella la IA no podrá ayudarnos tanto como creemos. Necesitamos ese almacén de conocimiento propio; sin él, nos estamos quedando a medias. Como con la calculadora, es importante saber cuándo usar la tecnología y cuándo depender de nosotros mismos, porque sin esa base personal de conocimiento, estamos perdiendo una parte fundamental del aprendizaje.
¿Estamos enseñando a nuestros hijos a pensar por sí mismos o solo a depender de las máquinas?
Pues he de reconocer que tienes toda la razón; los abogados tenemos ya herramientas de IA, que hacen olvidar a uno de tu generación aquellas jornadas en la universidad, cuando íbamos a la biblioteca a buscar jurisprudencia en unos libros enormes y muy pesados, y es que para un abogado, en concreto, no servirse de estas herramientas te multiplica la memoria, aclaras mejor los conceptos importantes para cada asunto, te esfuerzas mentalmente para entrelazar legislación, y te refuerza el día del juicio.
Enhorabuena por el artículo.
P.D: me he quedado impresionado por la prosa ágil y acertada que has presentado, teniendo en cuenta que eres ingeniero, jeje.
Abrazo.